Farándula: 1. Profesión y ambiente de los actores; 2. Antigua compañía ambulante de teatro, especialmente de comedias; 3. Mundillo de la vida nocturna formado por figuras de los negocios, el deporte, la política y el espectáculo; 4. Tropa de charlatanes que nos ofrece entretención.

25.9.07

No todas íbamos a ser reinas

Foto: terra.cl

Mis partners en esta cosa del blog han guateado de manera estrepitosa. Todas me dicen que escriba, pero salvo Ale que intentó modificar el template -y que es la autora de la linda imagen del título- nadie ha hecho nada. Así que escribo yo. Escribo porque vengo llegando con ganas de pelar y porque además, el tema del minuto es atacar a Carlita Ochoa, recién electa Reina de La Pampilla.
Primero, debo decir que no sé por qué todos le decimos Carlita. Está bien: así le decía el Negro Piñera en sus años mozos, cuando ella era todavía una púber, pero de eso hace largo tiempo ya.
Esta cosa de los diminutivos no la entiendo. Es como si yo dijera "OK. Desde ahora llámenme Karinita". Puaj. Sólo hay dos alternativas para eso: o es una persona muy tierna y amorosa, que inspira ser llamada por un diminutivo, o es derechamente una persona pequeñita (y no me refiero a lo físico). Usted elija su opción, pero no olvide que Carlita tiene a su haber una biografía titulada "Todas las ramas tocan el cielo".
La cosa es que desde esos años, la hemos visto envuelta en polémicas de diverso calibre. De entrada, nos golpeó -porque no vamos a decir que alguien se sorprendió mucho. Era un poco evidente que el Negro ya no estaba mucho para los trotes paternales- al reconocer que su hija era en verdad de su personal trainer. Después sostuvo una relación elástico que estuvo a pocos días de terminar en matrimonio con Pato Laguna, al que parece que le puso el gorro con el horroroso playboy criollo Giovanni Ananías, y finalmente, dicen las malas lenguas que ganó la corona de La Pampilla con trampa.
Nada novedoso, considerando que la polémica es un elemento sine qua non de los concursos de belleza (pasó hace poco en Italia), y en general, de todos los eventos eleccionarios de votación popular. O sea, díganmelo a mí, que una vez participé en un concurso de Miss y gané, y hasta el día de hoy la que salió segunda me acusa de haber usado malas artes. Y al igual que Fran Ayala, sólo lo dice en broma.
So? Pasa en un concurso jugoso en el que me regalaron una polera y no va a pasar en La Pampilla, donde el premio era de 10 millones de pesos y un anillo.
Es que siempre saldrán los típicos picados sugiriendo que hubo trampa para sanar su ego y ganar más pantalla. Pero la realidad es que ninguna de las otras candidatas tenía méritos para ser reina. Veamos:
  • Marisela Santibañéz es un hombrecito con pelo largo y ropa de mujer. No precisamente por su apariencia física, sino por sus modales. Si hubiera título de Rey de La Pampilla, seguro lo habría ganado.
  • Francisca Ayala muy novia de Hotuiti será, pero ahí se le acaba el mérito, porque ésta es su realidad sin maquillaje. Claramente parece su hermana fea.
  • Chabe, que siempre he encontrado que tiene un look tan pero tan chulo (¿o debería decir ssshulo?) y reciente conquista de Julio César Rodríguez. Es que entre feos se entienden, así que aplica bien eso de "Dios los cría y el diablo los junta", porque conozco un par de casos de la vida real que se morirían. Y mi teoría es que la fealdad además se potencia, o sea, en un par de meses, de prosperar el affaire, los veremos más feos aún (si es eso posible). Ilustraría con fotos mis ejemplos para que comprobaran la veracidad de esta hipótesis, pero arriesgo querella.
  • Finalmente, Gissella Molinero, que es bien estupenda y la única que podía haberle hecho el peso a Carlita, fue castigada en la votación popular por ser argentina.
Así que tranqui, Carla Ochoa. Que si no dijeran que el concurso estuvo arreglado y hubo irregularidades, algo encontrarían que decir. O derechamente, te habrían saboteado a lo Marengo style con una zancadilla o un empujón.
Tranqui, que eres la mejor reina que La Pampilla puede tener. Al menos esta vez.